Comentando en una cena sobre el
blog una pareja me dijo: ¡Pero ponedle otro nombre! ¡Feminismo – machismo
suenan muy mal! ¡Son sinónimos de separación!
No son las palabras las que
suenan mal o bien, las palabras simplemente son descriptores. La ignorancia sobre
las palabras es lo que permite distorsionarlas y reconvertirlas a los intereses
partidistas de unos y otros.
Los estamos viendo estos días con
palabras como secesión, independencia, consulta, referéndum, constitución,
país, nación, nacionalismo…
La primera ola de feminismo tiene
un valor para toda la sociedad incuestionable, estas primeras mujeres de
finales del siglo XIX, dieron algunas su vida, fueron purgadas, encarceladas,
vejadas y humilladas. ¿Por qué si sólo pedían poder votar? ¿Total para qué? Ya
vemos como son los políticos…
Muchas de estas preguntas las
oigo o me las han formulado chicas jóvenes en conferencias o charlas. Pues por
qué votar significaba tener voz y representación en la sociedad. Poder
participar de lo que nos afectaba a todos y dejar de tener el mismo lugar que
un esclavo o siervo, poder salir del espacio interior de la casa y tener voz al
promulgar leyes, cultura, derechos. Dejar de ser invisibles.
Eso dio paso a la segunda ola
donde las mujeres accedieron a la ciencia y se modificaron gracias a los
movimientos feministas científicos sesgos que nos diferenciaban en
inteligencia, capacidades intelectuales y evolutivas.
Sin ellas, las mujeres de los
años 60, no podríamos hoy oír hablar de liderazgo femenino, de techos de
cristal en los puestos directivos o de leyes de paridad y por ello promulgar
que no estamos “divididos” por géneros sino que estamos construyendo una
sociedad diversa donde la cooperación en términos de igualdad entre sexos pueda
crear comunidades sostenibles, con valores donde importa más “quién soy” que lo
que tengo, lo que “puedo aportar” a lo que debo exigir o luchar. Solidaridad
compartir lo que tengo y lo que soy en vez de caridad doy lo que me sobra.
Espero que este último “feminismo
emergente” global sirva para de una vez por todas eduquemos y convivamos sin
diferencias, como auténticos seres humanos.
¡Hasta pronto!